Se vio en el espejo, se miró a los ojos un buen tiempo como buscando algo que decirse para bajarse un poco los nervios. Fue hacia la cocina, abrió el refrigerador y sacó un frasco de vidrio con algo de jugo, lo bebió y le supo amargo. Se sentó en una silla del desayunador y se frotó las sienes con la yema de sus dedos índices; prendió la televisión
“Ahora a continuación el reportaje especial de nuestro compañero Abraham Treviño sobre esta ola tremenda de suicidios que ha golpeado la ciudad estas tres semanas, se calcula que la tasa de suicidios ha subido de 2 a 122 por día, vamos contigo Abraham”
“Así es Raquel, tal como lo dijiste hay una ola de suicidios golpeando nuestra ciudad, es algo que no se había visto jamás en la historia. Hace aproximadamente 5 horas en el puente de la avenida López Mateos ocurrieron 6 suicidios en un transcurso menor de una hora, y me acaba de llegar el reporte de que hace 45 minutos 6 oficiales de la policía federal se han disparado en la jefatura de…”
Apagó el aparato y le dio un ataque de pánico, empezó a hiperventilar y cuando estuvo a punto de llorar, cerró los ojos, y recordó los ojos de Alejandro, tal como los había visto la única vez que sus ojos hicieron contacto. Los vio con todo detalle, ojos cafés, casi rojizos que se la tragaron en ese momento tal como lo hicieron en el cuarto de interrogatorio, le dolió la cabeza y, de pronto, se le vació la mente. Recordó la conversación que tuvo con el niño de 10 años:
“-Es que, cariño, alguien tuvo que haberlo hecho, no tiene sentido que de pronto cinco personas saludables, incluidas dos niñas de 12 y un niño de 13 años de repente les salga la urgencia de morirse… la gente que se quiere morir suele tardar mucho tiempo en decidir concretamente quitarse la vida
-Pero ellos decidieron morirse antes de querer morir
-¿Cómo es eso Alex?
-Si, ellos decidieron morirse antes
-¿Puedes explicarme eso, cariño?
-Yo les dije que estaba enfermo, y que mi enfermedad era muy contagiosa, y que por eso no los podía ver a los ojos, que si lo hacían se iban a morir, pero no me hicieron caso… por eso tampoco quiero verla a usted…
-Las miradas no contagian enfermedades Alex… esa enfermedad de la que hablas es probablemente producto de tu imaginación y nada más… quizá un mecanismo muy raro de defensa para bloquear lo que en realidad viste…
-¡No! ¡Yo sé que estoy enfermo! Tengo una enfermedad en los ojos y a mi no me hace nada, pero a la demás gente la mata y aparte la contagia a otros… por eso quería sacarme los ojos…
-Ok Alex… dime, ¿de qué estás enfermo?
-De algo muy feo… algo que le pego a la gente cuando los veo a los ojos
-Ok, eso ya lo dijiste, ¿Podrías ser más descriptivo?
-Pues… no sé… antes veía cosas cuando cerraba los ojos… cosas que después pasaban… y una vez me dijo una amiga, que una vez se me quedo viendo mucho tiempo, vio una imagen en mis ojos y luego lo que vio pasó de verdad… pero luego…
-… ¿Luego?
-luego pasó el tiempo y los que me veían a los ojos solo lloraban y entonces no querían volver a verme…y después… hace poquito, comenzó la gente a hacer lo que hizo mi familia… entonces pensé en sacarme los ojos… pero no pude y entonces llegaron ustedes…
-Entonces Alex… por lo que puedo entender, me estas diciendo que tienes una enfermedad con la que… ves el futuro y lo hacías ver…al menos al principio… ¿Eso es lo que me quieres decir?
-Pues… no sé…
-Mira… nadie sabe el futuro Alex… no hay forma de ver lo que esta más allá del aquí y el ahora… eso solo pasa en las películas y en la tele, ¿Ok? Y si tú pudieras hacerlo, entonces ¿Por qué eso haría que las personas se quitaran la vida? No hay futuro tan insoportable para nadie… menos para 5 personas a la vez… eso simplemente no puede pasar Alex… es más, para que veas lo segura que estoy te reto a que me veas a los ojos, y ya verás que no hay enfermedad que puedas tu pegarle a la gente por los ojos…anda, mírame, te reto
-No…
-Vamos, sé valiente
-No quiero que a ti también te pase algo…
-No pasará nada, mírame Alex
-No quiero…
-Por favor, ya verás que no pasará nada y así estaremos un paso más cerca de dejar todo en claro y dejarte salir de este cuarto tan feo…
-…
-Mírame Alex”
Después de eso, todo el día su cabeza había estado en otro lugar, aunque no sabía bien donde. Abrió los ojos y los cerró de nuevo haciendo un intento para descifrar el porque de lo inquietante de esa mirada que la había dejado en las nubes todo el día. Recordó sus ojos de nuevo: El iris color barniz, la pupila de un negro infinito. enfocó su memoria en aquel negro infinito y se dejó llevar por él; de pronto estaba perdida en el recuerdo de la mirada del niño, escrutando una oscuridad insondable. Así estuvo unos segundos cuando entonces vio algo. Fueron milésimas de segundo, pero lo vio lo suficientemente claro para entender por fin la mirada de Alex. Ahora se encontraba de pie con los ojos muy abiertos y las lágrimas estaban empezando a brotar de ellos. De pronto hizo un giro y salió de la cocina hacia la sala y de la sala hacia las escaleras del edificio donde se encontraba su departamento, subió los 8 pisos que están arriba del suyo, que era el noveno, y uno más hacia la puerta que daba hacia el techo del complejo, camino en línea recta hacia el borde y sin desviar su mirada del horizonte, saltó hacia el concreto que la esperaba 17 pisos abajo.
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